Balance y agenda pendiente
Desde la década de los 1950, existía una teoría de organización industrial donde se proponía modelar y comprender el funcionamiento de los mercados enfatizando la conceptualización e identificación de factores asociados a las industrias proveedoras de bienes y servicios, y los posteriores efectos sobre su desempeño. En este contexto, la aplicación de este tipo de esquemas conceptuales a mercados relevantes para mantener niveles básicos de bienestar en la población no se hizo esperar. La provisión de servicios de salud o de servicios de educación son ejemplos de ello.
Así, en las últimas décadas, se ha generado un resurgimiento de investigaciones desde un enfoque económico, relacionadas al tema de educación y políticas asociadas. Como expone Hanushek, un economista inspirado en la economía educativa, quizás el primer y más influyente estudio de este tipo aplicado al sector educación fue el realizado por Coleman (1966) —usualmente conocido como el Reporte Coleman. En dicho estudio, se realizó una exhaustiva descripción del sistema educativo estadounidense con la finalidad de identificar un conjunto de factores asociados a la oferta de servicios educativos. El Reporte Coleman no sólo permitió reconocer los factores relevantes en la actividad educativa antes no considerados (como el contexto socioeconómico del estudiante), sino que también permitió identificar las particularidades que podrían complicar la aplicación de la teoría económica a este sector.
“Producción” de servicios educativos
Hanushek es uno de los primeros autores en proponer modelaciones para el mercado de servicios educativos. En 1979, sugirió considerar a la educación como un servicio que transforma cantidades fijas de inputs (estudiantes) en individuos con diferentes cualidades y atributos, ordenables en términos de resultados mediante evaluaciones cognitivas. Sin embargo, resulta necesario mencionar que la idoneidad de la propuesta de Hanushek es dependiente del enfoque de análisis aplicado. Por ejemplo, si se consideraran los aspectos cualitativos (y no observables o medibles) del proceso educativo, es posible que este tipo de propuestas resulte en conclusiones parcializadas . Por tal motivo, la literatura propone una colección de diversas aproximaciones alternativas que asumen la inclusión de otras dimensiones de análisis distintas o más generales que los niveles de aprehensión cognitiva por parte de los estudiantes. Entre estas aproximaciones, se encuentran aspectos variados como: la asistencia, el atraso y la deserción escolar, la culminación de niveles educativos, el clima en el aula, uso del tiempo en actividades académicas, entre otros.
Servicios educativos: Enfoques de análisis
En los inicios de la aplicación de la teoría económica al sector educativo, se ha considerado a la educación como un aspecto fundamental para el crecimiento y desarrollo de una economía. Así, el enfoque de Jacob Mincer analiza la influencia de la educación sobre las ganancias o retornos alcanzados, y el desempeño laboral . En este contexto, Card desarrolla una discusión acerca de la correlación entre la educación las ganancias . Por su parte, autores como Becker, considerado como el fundador de la Economía de la Educación , proponen modelaciones en las que se considera que los individuos “invierten” en educación y capacitaciones debido a que, de forma análoga a la inversión en capital físico, desean obtener retornos financieros. Específicamente, Becker destaca que la formación inicial, la formación continua y las capacitaciones facilitan el acceso a nuevas cualificaciones por parte de los individuos, incrementando con ello su productividad futura, y afectando positivamente sus ingresos esperados.
Años más tarde, y siguiendo la misma línea de investigación, Hanushek y Wößmann vinculan el desempeño del sistema educativo, sus productos, y otros sectores, proponiendo inclusive una relación con el crecimiento económico. En las últimas décadas, el énfasis en la literatura sea centrado en los aspectos microeconómicos de la provisión de servicios educativos. Resaltando aspectos tales como el bienestar social, la efectividad, y la eficiencia productiva y económica en educación. Aunque no es posible aún detectar consensos sobre, si es que la efectividad educativa (provisión de recursos suficientes para permitir el aprendizaje del estudiante) debe primar sobre la eficiencia (la manera en que estos recursos deben ser utilizados para garantizar niveles óptimos de rendimiento).
A continuación se mencionan algunos de los aspectos considerados en la literatura de investigación en educación en los últimos años:
Educación como componente en la utilidad. Algunos autores consideran relevante el bienestar social y las implicancias positivas de la educación en los individuos. Así, estos autores suponen que las familias (encabezadas por los padres y madres de familia) maximizan una función de bienestar que considera el tiempo (análisis intertemporal) y los años de escolaridad. Restringido por los activos financieros y la provisión de servicios educativos.
Carácter multiproducto: Si bien puede resultar válido proponer que los servicios educativos se proveen de forma homogénea; resulta mucho menos restrictivo suponer un esquema multiproducto caracterizado por la generación de un conjunto de outputs o productos tales como: habilidades cognitivas y de socialización.
Formas funcionales. No existe una única especificación funcional válida para aproximar la oferta o la demanda educativa. Debido a la complejidad del sistema en cuestión , inclusive a los aspectos subjetivos intrínsecos al proceso educativo. Comúnmente se ha apuntado a incluir variantes de modelos lineales y no lineales.
Niveles de análisis. Resulta ineludible la existencia de correlaciones entre las características de los estudiantes a nivel de aula o a nivel de grado y a nivel de Institución Educativa. En estos casos, los efectos en las estimaciones de cada agregación dependerán crucialmente de la naturaleza de las relaciones de los factores educativos, siendo relevante su inclusión.
Calidad de la Educación en el Perú
Sin lugar a dudas la noticia más preocupante ha sido el resultado obtenido por los estudiantes peruanos en la prueba PISA (Programme for International Student Assessment). La evaluación fue diseñada por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y fue realizada en 65 países, que conforman el 80% de la población del mundo. Las pruebas miden calidad de la educación de estudiantes entre 15 y 16 años de edad en matemáticas, comprensión de lectura y ciencias. Perú se ubicó en el último lugar: puesto 65 de 65 países evaluados.
Los siete primeros lugares corresponden a países asiáticos: Shanghai (China), Singapur, Hong Kong, Taiwán, Corea, Macao (China) y Japón. El latinoamericano mejor ubicado es Chile (51), seguido por México (53), Uruguay (55), Costa Rica (56), Brasil (58), Argentina (59) y Colombia (62). Ciertamente la región está mal, pero dentro de la misma Perú es el de menor rendimiento. El resultado solo deja algo claro: se requiere un cambio drástico en la educación en el Perú, pues lo que hay ahora, no funciona. La educación de calidad es una inversión rentable no solo para la persona que estudia, sino para toda la sociedad. Los economistas han desarrollado el concepto de “capital humano”, definido como el conjunto de habilidades potenciales que determinan que tan productivo es un individuo como recurso económico para la sociedad; los componentes más importantes son la educación, la salud, las aptitudes adquiridas en el seno familiar y los factores innatos (inteligencia, agilidad, ambición etc.). Una educación de calidad aumenta y mejora el stock de capital humano, por lo que sostiene el crecimiento económico futuro. Dicho de otro modo, sin una buena educación, un país no tiene futuro, así se simple. Lo que pase en el futuro depende de lo que se haga hoy. ¿Qué se sabe? En primer lugar, la educación no se puede dejar al libre mercado, pues si así fuera solo podrían educarse los que tienen los medios para hacerlo. Por eso todos los Estados del mundo ofrecen educación pública. Hasta ahí todo es claro. En segundo lugar, en algunos países la educación, en especial la pública, es mejor que en otros. En tercer lugar, en el Perú la gran mayoría de oferta educativa es pública. En cuarto lugar, existen diferentes maneras de proveer educación. En quinto lugar, el financiamiento de la educación pública proviene de los impuestos que pagamos todos los peruanos. ¿Cómo mantenemos un sistema educativo con esos resultados? Aquí todos somos responsables. Es imposible hablar de inclusión social si se mantiene el nivel educativo que tenemos. Podemos preguntarnos muchas cosas como por ejemplo, ¿por qué no se reforma la educación? ¿Qué rol juegan los maestros y los padres de familia? ¿Cómo se designan los directores de las escuelas y cuánta autonomía tienen? ¿Qué rol juega el sindicato? ¿Todo se reduce a aumentar sueldos a los maestros? ¿Qué más hay que hacer? ¿Se asigna mucho o poco dinero desde el estado a la educación? La lista de preguntas, sin respuesta, es más larga, pero ahí tenemos un punto de partida. Pensemos más en cómo lograr una educación de calidad para todos. Vale la pena hacerlo, pues el futuro del país está en juego.
Los 3 problemas actuales de nuestra educación
El vicepresidente del Consejo Nacional de Educación (CNE), Hugo Díaz, dijo que, a su entender, el Perú enfrenta tres grandes problemas básicos en el nivel educativo.
El primer problema, afirmó, radica en la falta de calidad y equidad. "Somos un país demasiado inequitativo en términos de calidad de los aprendizajes", sentenció Díaz, quien explicó que en la última prueba de Evaluación Censal Estudiantil (ECE) , aplicada por el Ministerio de Educación, la diferencia entre los resultados de la región mejor calificada (Moquegua) y la peor calificada (Loreto) fue abismal.
"Los niños de segundo de primaria de colegios de Moquegua obtuvieron resultados tres veces mejor que los de Loreto tanto en matemáticas como compresión lectora", añadió.
El segundo problema, enfatizó, es el enorme divorcio entre lo que propone el sistema educativo -a nivel superior- y lo que necesita el el mercado actual. Las carreras en las cuales se está formando a los jóvenes muchas veces se hallan alejadas de las necesidades del sistema productivos. El gran riesgo es que, en algún momento, el crecimiento sostenido del país pueda paralizarse justamente por esa razón".
Por último, pero no menos importante, la mala gestión de la ejecución del presupuesto en el sector es preocupante. Díaz aseguró que "anualmente [el Minedu] devuelve S/. 2. 850 millones al Tesoro Público". Además, la exigencias que implica manejar estos montos de dinero desbordan las capacidades en la administración.
Sobre este punto recalcó que en el sector educación se necesita de una gestión más profesional, para lo que se requiere recultar a los mejores talentos.
INCENTIVO SALARIAL
Díaz indicó que se requiere una mejor remuneración. ya que la falta de incentivo monetario disminuye las ganas de querer ejercer una carrera pedagógica.
"Los sueldos empezaron a decaer progresivamente desde el año 65' y continuaron así hasta finales de los 90’. Esto ha producido que pocas personas, por lo menos los egresados más calificados en la educación secundaria, se interesen por ser profesores. Hay un dato estadístico que señala que más o menos la tercera parte de quienes estudian la carrera docente pertenecen a los estratos pobres de la población", agregó.
Este deterioro del salario ha incidido en la baja calidad de los maestros peruanos. "Hay una fuerte asociación entre el desempeño de los alumnos con el de los profesores".
¿CÓMO REMENDAR EL DAÑO?
“Existen soluciones a este problema pero todas son a largo plazo. Por eso, es necesario que se comiencen a tomar desde ahora”, precisó Díaz.
La que encabeza la lista es elevar el piso salarial para los maestros y directores. "El salario con el que inician la carrera los docentes es muy bajo. Ganar S/.1200 ó S/.1500 soles no es un incentivo para aquellas personas que quieren iniciar la carrera pedagógica".
Lo segundo es que hay que ofrecer una carrera atractiva y eso supone que al llegar al último nivel de la escala magisterial se le permita al docente no solo duplicar su sueldo, sino incluso triplicarlo. Así como tener opciones de capacitarse y obtener mayores herramientas para desempeñarse efectivamente.
Finalmente, comentó que se deben generar condiciones y reglas del juego en el trabajo magisterial que permitan que las personas estén motivadas y contentas dentro de la carrera. "Desgraciadamente, una persona que empieza su carrera en el área rural la tiene muy difícil para que sea trasladado al área urbana. Muchas veces deben entregar coimas de por medio".
Resaltó que este tipo de condiciones tienen que desaparecer, ya que el maestro debe sentirse mucho más apoyado por parte de la administración de manera que su compromiso aumente y no disminuya con el tiempo.
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