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Aleja la indiferencia de tu vida

¿Qué es lo que nos conecta a las personas? Todos hemos vivido esa maravillosa sensación de sentirnos conectados con alguien, con algo o con nosotros mismos. Es una preciosa sensación que surge de lo más profundo de nuestro interior; son momentos donde se revela nuestra verdadera humanidad, los momentos de autenticidad, cuando el ego y las apariencias no importan. Todo ello ocurre ante las desgracias, cuando ayudamos a alguien, cuando nos sinceramos, cuando nos atrevemos a ser más vulnerables y a mostrar nuestro mundo interior. Y la indiferencia, cuando la ejerces tú, te priva de todo eso y de mucho más.

Muchos de nuestros mejores recuerdos y momentos de la vida tienen que ver con esas situaciones en las que conectamos con otros, con amigos, la pareja, hijos; cuando nos enamoramos de alguien, cuando descubrimos y comprendemos el mundo interior y las emociones de otra persona.

Nos encontramos con esa deseada conexión cuando sentimos la verdadera y profunda amistad, cuando nos sentimos comprendidos, aceptados; cuando podemos ser nosotros mismos de forma absolutamente natural, sin preocupaciones, sin aparentar ni tener que impresionar ni tener miedo a ser juzgados. Cuando podemos simplemente ser nosotros, vivir sin miedos.



1. LA INDIFERENCIA AFECTIVA DUELE Y DESTRUYE. A TI EL PRIMERO

A cada momento de nuestra vida vamos dejando un rastro (nuestra huella). Esa marca puede ser positiva o negativa pero, aunque sea de forma inconsciente, siempre dejamos un halo tras nosotros. Podemos dejar un vacío, una sensación de indiferencia; podemos hacer sentir a los demás invisibles, o podemos marcar la diferencia, conectar, reforzar la esperanza y dejar un mayor grado de humanidad.

Toda persona quiere sentirse visible, que existe, que importa. Sin embargo, a veces estamos tan ensimismados en nuestro mundo, en nuestros problemas o preocupaciones, sumergidos navegando en nuestro móvil, que hacemos sentir a otros como si fuesen invisibles y, sin darnos, cuenta sembramos la dolorosa indiferencia afectiva.

No lo olvides: la indiferencia duele. A ti el primero.


2. CONTRA LA INDIFERENCIA, CONECTA

Cuando ante una situación con alguien, con un cliente o ante cualquier persona mostramos indiferencia emocional (aunque sea de forma inconsciente), nosotros mismos nos estamos privando de nuestra propia humanidad, de nuestra capacidad para conectar con los demás, pero sobre todo de conectar contigo mismo.

Esa propia falta de empatía, ese craso error de mostrarnos como una persona indiferente, hace que nos encerremos más en nosotros mismos, nos hace más individuales, egoístas, nos separa. Y es a nosotros mismos a quien más nos hará sufrir.

Al final, la indiferencia emocional nos lleva a sentirnos más solos y aislados. Son esos comportamientos los que provocan la sensación de ser el único que se siente así, desconectado e incomprendido; es cuando podemos llegar a pensar que tenemos el mundo en contra.

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